jueves, 8 de mayo de 2014

Cementerio de Vilafranca del Penedès (2ª parte)

Continuando nuestro recorrido por el cementerio de Vilafranca descubrimos un par de figuras que, en mi caso, aparecieron tan de improviso que me causaron cierto sobresalto (ni te cuento si haces una visita nocturna).



Según comentó Jordi Valls, nuestro guía de lujo, esta tumba permanece vacía.
Antes, pero, habíamos pasado por el panteón de la familia Miret-Abad.




Se trata de un pequeño templete neoclásico cuyas puertas están protegidas con trabajos artesanales de hierro forjado y vidrieras.
Tras dejar atrás varias pequeñas capillas que ocupan uno de los laterales del cementerio, llegamos a la que está señalada como Sala Mortuoria. En su interior podemos ver la mesa de disección.


Se trata de la antigua capilla de Sant Eloi que desde 1856 pasó a ser la sala mortuoria. Hoy en día ya no se utiliza.
Resiguiendo el camino llegamos a la mayor de las capillas, la de Joan Torras i Guardiola de 1878.




La construcción de la capilla sufrió muchas vicisitudes. Habiendo dejado el hueco para su construcción se esperaba que la devoción del pueblo asumiera el coste, pero no fue hasta 1860 que Josep Almirall i Sala costeó la capilla. Impedimentos técnicos no permitieron que este ofrecimiento se hiciera realidad, hasta que la Junta del cementerio a través del arquitecto Joan Torras i Guardiola consiguió llevar a cabo el proyecto. En 1869 las obras se volvieron a paralizar por falta de recursos hasta que la viuda de Josep Almirall, Margarita Panzano se ofreció a cubrir los gastos. Llegábamos a 1878.


Del ángel con trompeta actualmente solo queda la mano aferrada al instrumento que podemos ver en el interior de la capilla. El resto de la estatua fue destruida por los operarios que la lanzaron desde lo alto de la capilla cuando hubo que desmontarla por razones de seguridad.


Lo que sí que podemos observar es el tímpano del escultor Ramon Elies, que representa la resurrección de Lázaro, y las gárgolas con representaciones de animales fantasmagóricos alados.

Cruz en primer término del panteón de Pere Batlle



Llegamos ahora a una de las tumbas más hermosas. La tumba a Matilde de Manuel Oms.


El monumento, encargado por el viudo de Matilde, Ulpià Dellundé, está formado por un sarcófago decorado en los laterales.



y presidido por un ángel en actitud orante. Desde 1958 descansan los restos del filósofo y escritor Eugeni d'Ors, iniciador del movimiento noucentista.

A nuestro alrededor podemos ver algún sarcófago más con escultura alada.


De aquí nos trasladamos a la siguiente sección del cementerio, donde encontramos los panteones más grandes. En el tránsito podemos observar una lápida en la que se encuentran muchos de los símbolos funerarios.


El primer panteón con el que nos encontramos es el de Ramon Marimon (Josep Domènech, 1913)


Se trata de un panteón de estilo modernista formado por tres sepulcros elevados y coronado por un ángel sentado en un trono con una corona de rosas en las manos.

El autor escultórico es Ramón Atxé, que también esculpió las estatuas de la fachada de la basílica de Santa Maria. El acceso a la cripta del panteón tiene lugar por el sepulcro posterior.



A continuación, podemos ver un sobrio panteón, el de la familia Gual Miró. Construido después de 1957, destaca la cúpula protegida por un cimborrio con tendencias cubistas.


Junto a este panteón podemos observar una rara especie vegetal, una Colletia cruciata

Las hojas forman unas duras espinas que recuerdan a la corona de Jesús y que, según la tradición popular, se dice que creció de un brote traído directamente de Jerusalén.
La siguiente edificación que vemos es la capilla de Antoni Jané (Santiago Güell, 1922)



A pesar de ser posterior al panteón de la familia Via-Oliveras que vimos en la entrada, éste es de un estilo claramente neogótico.



El tímpano de la entrada representa la Ascensión de Cristo, y en los laterales se encuentran los sarcófagos que acogen los restos del matrimonio Jané.



Desde aquí pasamos a la siguiente sección del cementerio. Allí encontramos tanto el panteón de la Guarnición, fosa donde se enterraron los soldados del cuartel que se encontraba en la actual plaza Penedès. Como la fosa común donde se enterraron los 268 soldados republicanos que murieron en el hospital de sangre del Molí d'en Rovira.


Desde 2004 una lista recuerda sus nombres. También una escultura con diferentes interpretaciones corona la fosa. El caso es que la primera columna no se rompió expresamente para crear la escultura, si no que cuando la encontraron ya estaba así, y se pensó en que si se colocaba junto a las otras, podría dar mucho juego.
El cementerio se completa con las partes más nuevas, incluidos los nichos dispuestos en semicírculo que dan al conjunto del cementerio el aspecto de la planta de una iglesia.

La transmutación de la rosa:



Una vez más quiero dar las gracias a Jordi Valls por sus extensas explicaciones y a APU Barcelona VeoDigital por haberme invitado a acompañarlo en la visita. También asistieron los siguientes Cazadores de Hermes: Xavi de las crónicas de Thot y Jordi de Instants Barna.

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